
Una colección poética que nos sumerge en las profundidades de un tiempo marcado por la opresión, la injusticia y la lucha.
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En "1976", el autor, nos sumerge en las profundidades de un tiempo marcado por la opresión, la injusticia y la lucha. Nos propone reflexionar sobre las oscuras realidades que marcaron este periodo en la Argentina.
Somos testigos de una voz valiente y comprometida, que nos lleva de la mano a través de escenas cargadas de simbolismo, imágenes vívidas y metáforas poderosas. Desde la resistencia de las niñas y muchachos voladores en "PAPELITOS" hasta la dura mirada a la represión en "UNA BRUJA". Cada poema revela una verdad incómoda que se cuela en nuestra conciencia y nos insta a no olvidar.
A lo largo de este viaje poético, se nos confronta con la crudeza de la historia y nos desafía a mirar más allá de la superficie, nos sumerge en los rincones oscuros de la sociedad, en los testimonios de aquellos que fueron silenciados y desaparecidos.
"1976" no solo busca honrar a aquellos que sufrieron en tiempos turbulentos, sino también inspirar a la acción y al cambio. A través de una prosa poética vibrante, despierta al lector y nos impulsa a levantar la voz contra la injusticia y la represión en todas sus formas.
La poesía no solo es belleza, también se alza como una poderosa herramienta de resistencia y transformación; Invita, siempre qué es auténtica, a mirar de cerca, a enfrentar las sombras y a buscar la esperanza incluso en los momentos más oscuros.

Dolientes con puños de niebla, iluminados por fogatas y calaveras,
golpean al alba la puerta de los esbirros.
"Negativo señor, es imposible que sean Ellos,
Se me informó que ya despegaron rumbo al Río de la Plata llevando 'La Carga'
Hubo contratiempos, pero creo que se implementaron opciones. Cambio."
Las niñas y muchachos voladores aludidos,
con sus máscaras amoratadas por los golpes
se abrazan todavía en las mazmorras y conjuran
en un círculo de pétalos, sangre y ceniza;
y vuelven a golpear las puertas de los esbirros.
"Negativo, reitero, es imposible que sean. El fondo barroso de la Historia
estaba preparado para recibirlos. Cambio"
Pero los hijos insisten con su magia:
ayudados por los sueños de las Madres
Cantarán al recuerdo de muñecos vengadores en la infancia,
con un ritual misterioso de dónde sacan fuerza.
Y vuelven a golpear las puertas de los esbirros,
que dormían tranquilos con sus esposas y sus perros.
"Arrecia el mal tiempo, pero carretear es inminente.
Descanse tranquilo, coronel. Cambio y fuera"
Finalmente despegan.
Durante el descenso forzado, de sus bolsillos caen verdades que
a todos nos interpelan
pero se mezclan con papelitos
que llueven en los estadios.
Así es más fácil pisar lo que nos avergüenza.
Si nadie habla nunca, el viento hablará.
La lluvia hablará.

Se va la tarde.
Grismente se va, como la esperanza.
Lento se va, de abajo hacia arriba,
contradiciendo la lógica y la lluvia.
El cielo queda para el final,
resiste encendido y sucio a volverse oscuridad
por la fuerza,
arrastrado a lo que muere,
sin saber qué tracciona su luz
hacia la nada.
Cielo escaldado por estornudos de cloro y amoníaco,
y algún que otro grito que proviene de los cuarteles.
Gritos.
Gritos, señores, dije gritos.
No confundir con la radio de todos los automóviles.
"Campeones, campeones"
Esto es otra cosa.
Era suficiente abrir los ojos para entender
la diferencia.
Afuera, todo sin contratiempos incómodos como pensar
o desovar ideales.
Final contra Holanda.
Oleadas de Packman bonaerenses masticando Paty
para cubrir con un velo de lípida tristeza
sus dones.
Tercer gol de Argentina.
Hoy no habrá sensación térmica ni revolución.
Sólo serpenteantes colas para llegar cerca del obelisco
en los festejos.

Ya traen a la bruja, sucia de barro y de gritos. Está de pie sobre la carreta en una jaula de madera. Va callada, colgando de sí misma como ropa mojada y su cabello parece estopa. Aún así la chusma que escupe y odia, le teme. Una dura pica de palo la sostendrá para que el fuego ponga su vientre en órbita. Después se irá de este mundo sola, como llegó.
Su ángel de la guarda nada puede hacer, pero sigue con ella hasta el final; no se estremece por el dolor que soportará. Sabe que la carne es ilusión. Solo le preocupa el destino del alma que deja.
Ya se quemó. Apenas se escucha el crepitar inocente de la última leña. El anochecer helado del hemisferio sur llega puntual, ignorando los desatinos de los hombres.
La multitud se dispersa. En la cabellera del viento andan rumores:
"algo habrán hecho"
La verdad es dicha por un alguien.
La mentira, por la boca del "pueblo"

Las locas suben al Caminadero
(ese círculo de fuego que inventaron
alrededor de La Pirámide)
y comienzan a girar y ascienden
por escaleras que dibujan en los troncos de los años.
Las grises polillas de sus ojos tristes
miran crecer las plantas y ven en los capullos
que oscilan lentos como gusanos
espejos donde vuelven sus niños perdidos
para jugar y cantar.
Vuelven.
La tarde cae por un tobogán y se hunde en lagos horizontales
donde sucede la primavera.
Los muebles brotan como pueden y señalan viejos
bosques
que todavía tienen almas dentro de cuerpos:
son Ellos, sus cachorros robados por los Ogros,
y muchos saben dónde están, saben.
Pero callan callan.
El crepúsculo madura y en los platos hondos del cielo al anochecer
comerán sopas de remolacha tontos querubines cómplices
desde las estampitas y los púlpitos.
Por todo esto, cada jueves en la Plaza
ellas hollan el caminadero, sin pausa.
Mientras en todas las catedrales, las vírgenes ponen huevos huecos
llenos de aire envenenado.

La silla vacía.
La silla extrañamente de pie entre ruinas.
La silla de pie en un cuarto donde respiro como un animal asustado.
La silla salpicada todavía de sombras calientes.
La silla que tuvo colgada tu ropa, como el nido de un pájaro muerto.
El cuarto donde se escucha el tren.
La silla vacía, el tren corriendo por locas praderas de los cuentos.
La silla donde nunca más tu ropa y muñecos esparcidos por el suelo.
El tren de los cuentos donde viajaba la sombra de tu ropa.
Mis ojos vagando la planicie de la silla donde no te sentarás sin ropa
para contar cuentos donde un tren atraviesa la primavera
destripando muñecos tirados donde a veces, también,
Estuvo tu ropa.

"Module cabo, lo escucho fuerte y claro"
"Estamos entrando a la casa marcada,
hay solamente una silla vacía en el cuarto.
La silla está de pie dónde alguien respiraba
como un animal asustado, parece, mi capitán"
"Estaba esperando la orden de abandonar la locación
y recibió aviso. Cambio."
"¿Está seguro que hay sólo eso?. Module cabo, sea claro"
"Afirmativo. La silla está sola y salpicada todavía
de sombras calientes. Él está desaparecido"
"Aún no, todo a su tiempo, zopenco"
"Se nota que esta silla tuvo colgada su ropa como si fuera
el nido de un pájaro muerto, Señor"
"Le dije que todavía no, babieca. Todo llega. Y que llegue vivo.
Tiene que hablar. ¿Escucho mal o en ese cuarto se oye el tren?"
"¡Afirmativo!, A veces la silla vacía vibra como si estuviera viva,
y viajando en un tren que corriera a través de las praderas de un cuento
y atraviesa la primavera. En uno de esos vagones se escapó"
"¡Qué dice carajo! A mí se me habla claro y sencillo.
¿Qué bicho le picó?
Nada de lenguajes subversivos en mis cuarteles.
Dicen que es contagioso y usted, cabo, me lo confirma"
Además no diga "se" diga "se me" escapó. A Usted se le escapó"
"Afirmativo, pero hay muñecos tirados por todo el cuarto.
Quizás vuelva a buscar su infancia y lo agarramos. Cambio"
"Negativo, negativo, cabo. Ese tren al que se refería antes,
es dónde viajaba él y la sombra de su ropa."
"Perdón capitán, ¿cómo dijo?"
No me haga caso, aunque me contagie estoy vacunado.
La silla está vacía. Eso es lo único que cuenta. ¿No ve, está ciego?"
"Veo, veo. Tiene razón capitán. No podemos robarle nada más"
"No me venga con cuentos, mequetrefe. Siempre hay algo más.
Esos muñecos, por ejemplo, tráigamelos. Aunque sea
los vamos a destripar como si los pisara un tren,
como si fueran él mismo. Y traiga la silla también, esa
donde estuvo su ropa. Y si encuentra algo más, cárguelo.
Todo se puede colocar en el mercado"
"Si, capi." "Cabo Juan Obediente Debido, cambio y fuera"

Tres golondrinas en un cable de teléfono
tan frágiles y a punto de caer
haciendo equilibrio contra el fuerte viento
entre los edificios.
Afuera los altavoces aullan "ríndanse"
Se balancean compensando el movimiento.
Aunque se ven tan inseguras están bailando.
No necesitan todo el cielo, el pulmón de manzana
es suficiente
para su juego del anochecer.
"Primero depongan los rojos estandartes, después ríndanse"
Más tarde irán a dormir en el agujero de algún
techo.
Se juntan y hacen un tibio plumón.
Ignorando las órdenes, siguen bailando.
Todavía están bailando.
Mientras las voces de los que hablan por teléfono
van y vienen indiferentes entre sus patitas apretadas.

Jodido lunes, jodido país dónde viven algunos que piensan
"Para qué matar ideales si podemos eliminarlos a ellos"
Hoy le tocó a Rosita.
Apagaron su pequeño pabilo con el soplido de las ráfagas Usi y Fall
que salieron del Falcon verde.
"La presunta guerrillera fue neutralizada -dijo el comunicado
del Estado Mayor- y estaba armada. Aquí el Inventario:
-Un cucharón y una cuchara de madera, que usaba en el comedor
"Los Peques", de José C. Paz, para cocina comunitaria.
(Potencial palo para golpear a nuestros muchachos)
-sal y pimienta
(para los ojos)
-4 (cuatro) Tomates-granada
(arrojables a los efectivos)
-3 (tres) violentos paquetes de arroz
(al lanzarlos pueden abrirse en el piso, hacer resbalar
a la soldadesca y ocasionarles severas contusiones)
-Literatura panfletaria camuflada en recetas de cocina.
(entre ellas figuraba "Cuba libre" y "cubanitos con dulce de leche)
-Alguna bisutería sin valor, propia de su clase"
Cuando los deudos esperábamos en el crematorio (cajón cerrado)
alguien dijo:
"Fue una buena compañera, muy laburadora. Nunca hizo mal a nadie,
al contrario. Cuando cocinábamos para los pibes, ella siempre era
la última en servirse, y si ya no quedaba, raspaba la olla"
Ese fue el responso de los simples, sus únicos testigos.
Yo pensé: "Evite accidentes. No asome ni saque los brazos
o las ilusiones, o las utopías
por la ventanilla de la Argentina en movimiento"
Adiós Rosita, adiós.
Volveremos a encontrarnos en otro barrio del tiempo;
habrá pan en la mesa y quizás también
algunos olvidos menos.
Las penas no, porque son de nosotros.

Los árboles del fondo de la casa son la osamenta de la niebla y a la vez, el sostén de la sombra equidistante que los contiene. La noche es un perfecto cuerpo que resplandece y respira. Una evanescencia luminosa brota de los objetos desde a- dentro, como si estuviesen animados. La taza del café, los libros, los caminos de hilo y filstiré y esas flores de muselina que lucían porque usted las frotaba. "Hay que repasar", insistía.
Las manos de los muertos no se olvidan. Y qué cierto es, abuela. Veo sus manos color del agua de río, con la piel fina y seca como un parche de caja. Mariposas de noche sobre las cosas, posándose aquí y allá. Me parece que no se fueron con usted.
Los días iguales sí se van y seguimos así, solos y dando vueltas por la casa, que parece el museo de Montero de tan triste y callada. Estamos con miedo, saltando por cualquier ruido de la calle. La lucha va mal, no hay donde esconderse. Y elexilio no es para mí. Yo me quedo entre las cosas que son mías. No me van a arrancar la infancia, prefiero las uñas. Quedan sus muebles, su cómoda, la cama donde murió, los trastos de cocina que usaba para darme de comer. No puedo dejar todo eso, sería como abandonar su recuerdo al viento, que anda entre todas esas grandes pequeñeces. Sería como traicionarla. Y eso es lo peor que podrían decirle que hizo el nieto, dejarse masticar por los carroñeros sin pelear. Es una cuestión entre usted y yo. Bien me crió y según creo si pudiera estaría orgullosa de mi tozudez. Pero también sé que cuando llegasen a buscarme los milicos les escupiría en la cara y daría palos con esas mismas manitos de arcilla acostumbradas a las durezas del mundo y putearía a los policías, a los comandantes y a todos los santos para demorarlos un poco y que me fugue por los techos, entre la niebla que flota por todos los rincones, en las casas tristes del barrio que fue nuestro.
Aquí me quedo, vieja, con la más limpia sonrisa, entre mis muertos. Estoysangrando secretos que encendió la vida en mí como una hoguera seca.Despiértame si me duermo, abuela.

Los pobres tienen frío.
En su mansión de Plata Latas
margen izquierdo de la vida
y la señora del milico retirado se horroriza
porque nunca les alcanza
la batalla del calentamiento.
Los pobres tienen frío.
En el agujero de la media
en el guiso de ayer
en la esperanza trunca de los hijos
caídos en racimo por la pieza o
aprendiendo a morirse de parados.
Y desde los púlpitos se horrorizan que critiquen a Cáritas
porque abre sólo el lunes y toma vacaciones.
Bienvenidos hermanos, dejen su hambre en el buzón.
Los pobres tienen frío
En el filo traidor de los andamios
temblando de asco en las alcantarillas.
En el vino del desprecio.
En la boca podrida y enterrada
por vergüenza a los dentistas.
Y algún político se horroriza porque cuando se les da
levantan el parquet para hacer el asado.
Los pobres tienen frío.
Malaventurados los humildes
porque de ellos es el reino
de la tierra Argentina.

Están aquí las voces. Entraron en mí como un absurdo se cuela por la
" No cuenta el desaparecido en tanto esté como tal"
puerta de atrás de la razón. Las contengo.
"Es una incógnita el desaparecido"
A veces les hablo yo también. Pregunto qué extrañan de los cuerpos tibios
"Si el hombre apareciera tendría un tratamiento 'X'"
que tuvieron que abandonar de prisa, como en una inundación. Me dicen cosas
"Y si la desaparición se convirtiera en certeza de su fallecimiento"
como el viento en el rostro, caminar sobre la tierra húmeda, el aroma del café.
"Tendría un tratamiento 'Z'"
Debieron aprender a ser con esa única posesión, pero saben cómo
"Pero mientras sea desaparecido"
comunicarse, como tocarnos, desde las sombras del sonido, hasta a veces
"No puede tener ningún tratamiento especial"
erizarnos la piel.
"Es una incógnita, es un desaparecido"
Llega la noche. Abre la puerta como una mujer enjoyada de estrellas. Todas
"No tiene entidad, no está muerto ni vivo"
las voces se quedaron, cada quien con su alma, y conversan bajito.
"Está desaparecido"
Me uno a ellas.
(El comillado es textual de Jorge Rafael Videla, consultado acerca de las desapariciones)

Te escribo desde el mismo adentro de El Fulano
dónde solía andar masticado por la contingencia,
o casi vivo, a veces.
Para ser explícito, hay días
cuando todo retrocede
como si mis testículos se hubieran retirado a otra parte
(dónde dice "El Fulano" debe decir "exilio". La expresión "Testículos" es literal)
eso que hace el mar cuando se le agrietan los fundamentos
(dónde dice "fundamentos" debe decir "país" o "perdido")
Te aqueja una tristeza vertebral dentro de El Fulano
andás en peligro y solo
igual a un lagarto que tiene que mudar la piel
justo al cruzar la ruta.
Cuando el pretérito imperfecto vuelve a los techos mirando
acostado
y en eso un pajarito choca con el vidrio y parece llamar
entonces corrés (literal también)
para ver quién viene
y nunca viene.
Siempre esos crueles afueras:
hollín esculpido por el viento pegado a todo, repitiendo
las cosas
dejando lo verdadero abajo pudriéndose,
o arriba también, en alturas solitarias.
La oficina de correo sin novedad
la vaca muerta para comer
la cara de mi madre en la mancha de humedad:
un verdadero moridero.
Después la noche te cerca, la picazón
de no haber sido lo esperado para alguien
para Dios menos,
para el Gran Malvado tampoco, fijate,
no pude calificar ni para el otro lado
y eso que es grande la famosa puerta ancha
(dónde dice "calificar" debe decir "escrúpulos" o
"moral de guerra guevariana" olvidada hasta por los pichichos)
Y siempre vos conmigo, sin preguntar.
Conmigo
recorriendo el sendero hasta el alba
dónde otros despertarán con algo que hacer.
Vos siempre, musicando la derrota
siempre vos, negrita linda, sabiendo aflojar el torniquete
cuando ya aparecían moretones de sombra
en la esquina más triste del domingo
y yo caía, caía, por cosa perdida, o más
(dónde dice "o más" debe decir "un mundo mejor" o
"que el hijo del vecino coma lo mismo que el mío)
de esto también se muere
despacito
más lento que el pescado que se pudre bajo la luna si no
se cubre a tiempo.
Te escribo porque quería decirte
que de haber podido elegir hubiera sido niños con vos
y les daríamos leche, leche:
Violeta Parra, Roque Dalton o Víctor Jara,
para nutrir su crecimiento furioso de sed
sed del amor
a prójimos y prójimas
caliente amor bajo techo tibio
suavísimo, como la leche aquella que nunca tocará esos labios de niebla
fríos como el recuerdo congelado de vos
Periquita**
*A Irene Diana Wechsler y Fernando Merolla, desaparecidos y asesinados
por la dictadura en 1977, a los 19 y 20 años.
**"Periquita" fue el sobrenombre de Irene en la militancia.

Hay muertes que se niegan a irse
que se adhieren, se resisten a soltarnos
a despenarnos.
Muertes vivas que clavan las uñitas llenas de tierra
en la parte de atrás de la retina y se enquistan
y hacen febrilmente que las veamos hasta el delirio.
Muertes que son ariete de las pesadillas
metidas de prepo en la vigilia.
Lúcidas, crueles, como adolescentes caprichosas.
Que trabajan de oficio, que gozan
viéndonos perplejos con la cara entre las manos.
Muertes turras, retorcidas, tan mal llevadas
que no parecen provenir del otro lado:
se diría que las parieron en un despacho
en un spa, en un apart, en una casa de las barrancas
tomando champán al borde de la pileta.
Muertes sin cuerpos
que tienen el nombre de los que amábamos tanto.
Muertes de otro palo.
"Adentrarse en estas páginas es sumergirse en un océano de emociones y verdades incómodas. Marcelo Galucho nos obliga a mirar, a escuchar y a actuar. Que estas palabras impregnadas de valentía y memoria perduren en nuestra conciencia y nos inspiren a construir un mundo más justo y libre."